El sábado por la mañana, Moncho, Laura y yo nos metimos en eso que se hace llamar "el coche de Moncho" y nos pusimos rumbo a Qalqilia, nuestro primer destino. La cosa no fue tan fácil, ya lo esperábamos, pero la verdad es que fue toda una sorpresa que la aventura empezara tan pronto, y es que estuvimos a punto de no poder salir de Belén. Primer checkpoint, se niegan a dejarnos pasar porque Moncho y yo llevamos unos ID que no saben qué son (aunque en ellos la información esté puesta en hebreo e inglés) así que nos toca esperar hasta que al final nos dejan pasar. Ya salimos cabreados.
Decidimos tomar la autopista dirección Tel Avivi, es decir, íbamos a intentar llegar a Qalqilia por Israel (presuponíamos que sería la opción más rápida). Todo marchaba bien hasta que empezamos a perdernos...y entramos en una ciudad israelí, Herziliya. Nada que pueda destacar de la ciudad, bueno sí, que los soldados allí visten de marineritos.
Así que el viaje Belén-Qalqilia, planteado en un principio como "viaje de paso", que duraría hora y media se convirtió en 6 horas. Finalmente llegamos a la ciudad, nos dimos un paseo, comimos-cenamos, nos fuimos a tomar una kenafa (un dulce típico de aquí) y luego nos pusimos en marcha, esta vez a Nablus.
Nablus es genial, es muy grande, es bastante bonita y con mucha vida pero está totalmente sitiada, además, se encuentra rodeada de innumerables colonias judías. En el camino volvimos a parar para coger un autoestopista, esta vez palestino. El pobre hombre al principio estuvo muy asustado, no quería montarse con nosotros porque pensaba que éramos colonos, le enseñamos nuestros pasaportes y al final se vino con nosotros. De nuevo problemas en el checkpoint, no nos dejaban entrar.
Allí nos esperaban unos amigos, nos fuimos dando un paseo con ellos desde el campo de refugiados de Azqa hasta el campo de refugiados de Balata, donde estuvimos en la casa de otro amigo. Por el camino, bebíamos agua de las fuentes que nos encontrábamos...(que la apariencia no os confunda, el agua estaba muy buena y sigo viva después de beberla de ese sitio).
Al día siguiente nos levantamos muy temprano para visitar Jenin. Como temíamos perdernos preguntamos a un anciano que nos encontramos en el pueblo, el pobre hombre nos contó su vida y acabó llorando, que tristeza más grande.
La foto conmemora el sitio donde murieron los primeros mártires cuando tuvo lugar el asedio israelí en el campo de refugiados.
Por supuesto la vuelta no era fácil, elegimos hacerlo por Palestina en vez de por Israel, que era la opción más rápida. En el checkpoint para entrar en Jerusalén no dejaron pasar a Laura y tuvimos que volver atrás, coger otro camino y probar suerte.
Muy cansados, totalmente frustrados por todo lo visto y vivido en algunas ocasiones (entre otros desagradables acontecimientos no han prohibido la entrada a Nablus), aunque al mismo tiempo contentos por las nuevas cosas vistas y vividas, las nuevas amistades y sorprendidos, de nuevo, por todo lo que ofrece este sitio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario